La definición de la palabra cómputo se originó en el vocablo latino “compŭtus”. Se trata de un sustantivo que alude a lo que “es contado”. Se deriva del verbo “computare”, integrado por el prefijo “com” que se refiere a la preposición “con” más el verbo “putare” en el sentido de “calcular”, compartiendo etimología con la palabra computación. El cómputo es lo que se obtiene luego de realizar un conteo
La palabra oráculo proviene del latín oraculum, derivado de orare (“hablar”) “mensaje divino” y el sufijo instrumental –culum, en el sentido de que se trataba de un instrumento para hablar con lo divino.
El Códice de la Energía -Tonalamatl- es un Calendario Lunar -Tonalpohualli- La Cuenta de la Energía- es un sistema en el que todos los seres estamos inscriptos en forma de cuentas para poder conocer nuestros propios caminos en la vida. El manejo del Tonalpohualli para fines de “diagnósticos” y “pronósticos”, implicaba amplios conocimientos físicos, emocionales, energéticos, espirituales y astrológicos entre otros; que solo los Tonalpohualkes (Personas que saben leer la cuenta de la energía), Tepahtianimeh (Curanderos o Curanderas) y Tlamatinimeh (Sentidores de las Cosas) podían dar lectura a este Cómputo Sagrado. Mismo donde se percibía los atributos de un día determinado para realizar en él con éxito la acción deseada o para encontrar otra fecha adecuada que contrarrestará las consecuencias aciagas de aquella con la que existía una vinculación directa, como en el caso de haber nacido en ella. Dentro de esta serie de Códices (Fejervary-Mayer, Borgia, Laud, Aubin, Borbónico) se permite dialogar con los ancestros y sus conocimientos donde varias láminas que contienen diversas secciones que tratan sobre los Guardianes del día , Los Guardianes de la Noche, épocas del año, Aves Tonales, Orientaciones Cósmicas y otras significaciones, establecen en función de ellas diagnósticos y pronósticos, constituyendo un valioso ejemplo de la capacidad de estos libros en su época y que actualmente siguen vigentes y en uso.
El Tonalpohualli era un instrumento metodológico que servía específicamente para sistematizar el tiempo cronológico y meteorológico en función de series de 260 días (Estelares y con la Luna). Con estas series se hacían ciclos y ciclos de ciclos que tenían un significado en el ámbito físico, con el tiempo derivó en significados rituales que se vieron empalmados y que corren en perpendicular con un Calendario Solar de rituales agrícolas, llamado Xiuihpohualli.
Las bases aritméticas 13 y 20, sin ser las únicas usadas por los toltecas, sirven perfectamente, funcionando en relación una con otra, para representar los momentos básicos del despliegue o manifestación de cualquier ente. Cada uno de los 260 estadios de manifestación de un todo se simbolizan mediante la animación y la personificación en el Tonalamatl. Las bases 9, 13 y 20 son con evidencia usadas en el amoxtli; los toltecas consideran que inteligencias supremas simbolizadas por estos números influyen sobre la vida humana y por ello representaron sus términos gráficamente como divinidades. La clave para entender el simbolismo de la tonalpohualli y del Tonalamatl se encuentra en el sistema numérico vigesimal. Los 20 signos de Zempohualli, “una cuenta”, lo mismo representan la categorización del Ser en la ontología, que la del espacio-tiempo y sus transformaciones en la cosmología, o la del ser microcósmico en la antropología. A cada número de la veintena corresponden asociados una altura solar con respecto al plano terrestre en la cronometría diaria y un dedo del cuerpo humano. Cada término de la veintena, y cada término de la tonalpohualli connotan valores matemáticos, astronómicos y antropológicos, asociados a valores ontológicos, teológicos y éticos.
El Tonalamatl enseña que el Ser es Uno Dual y que existen 20 diferentes modos de hablar de Él. También enseña que cada uno de los 20 aspectos del Ser presenta a su vez 13 momentos o niveles, por lo que las formas de hablar del Ser se elevan a 260.
Cada tonalli en el amoxtli expresa simbólicamente la constitución dual del ente mediante números: su aspecto masculino en base 20, el femenino en base 13. La tonalpohualli forma parte esencial de un sistema lógico-matemático, que permite al usuario de cualquier especialidad científica categorizar sus entes, lo mismo diacrónica que sincrónicamente, aplicando de modo simultáneo el sistema vigesimal y otras bases aritméticas (4, 5, 9 y 13 principalmente) al análisis de un objeto de conocimiento considerado como un todo, o bien a la comprensión del objeto en términos de su pertenencia a una totalidad. En este sistema algebraico un tonalli representa no sólo a un día, sino a cualquier ente.
El Tonalamatl representa para el astrónomo la estructura de un ciclo completo de precesión del eje terrestre. Para comprender y explicar en qué sentido son idénticos un día, un año solar y una era precesional, los sabios anahuakas realizan complejos cálculos matemáticos; el sistema aritmético de base 20 por sí sólo era y es insuficiente para servir como modelo estructural de las transformaciones del espacio-tiempo al modo en que fueron concebidas por aquellos pensadores. Matemáticamente un tonalli no es sólo signo de un número entero, sino que explícitamente es además signo de un par ordenado. La tonalpohualli es modelo lógico matemático (tezkanikuilli) lo mismo del macrocosmos (Zemanahuak) que del microcosmos (Tlakatl)
Tel zecni omamayoti omicuillo ompa mocaquiz… Se oirá relatar lo que se puso en papel y se pintó… Anales de Cuauhtitlán.
Escrito por Claudia Rocio Mercado Estrada – Ahutizin.